lunes, 23 de mayo de 2011

Hay que creerlo para hacerlo



La creencia es una postura intelectual, una forma de vivir y asimilar el mundo; es uno de los tantos esquemas que hacemos acerca de nuestros puntos de vista. Entre otras creencias tenemos a la familia, el trabajo, la educación y todas las habilidades que como humanos podemos desarrollar; tenemos también los valores, aquellas creencias por las que podríamos dar la vida. Eso son las creencias, una posición frente al entorno, un conjunto de pensamientos.

Nuestras creencias son percepciones, imágenes mentales, recuerdos actualizados de nuestras relaciones parentales y varios de esos recuerdos provienen del trauma, pocos de la instrucción.

Según las enseñanzas clásicas y contemporáneas (Sócrates,San Agustín, Kempis, Loyola, Freud) el sufrimiento es un maestro cuya doctrina atempera los calientes y soporíferos deseos mundanos. Cada vez que uno sufre, se educa. Aunque el método es doloroso, purulento y pestilente uno aprende.

Creo que la lección es entender que somos concientes de nuestras decisiones. Una decisión es una ruptura, un momento de quiebre. Cada vez que tomamos una postura nuestro propósito es abandonar una de las dos opciones que trae la decisión. Y saber que no se puede regresar la mirada atrás confirma que no nos vamos a arrepentir.

Lo que se ha decidido está previamente en nuestra psique y lo que está allí previamente se hizo a partir de un conjunto de ideas que forman, al fin y al cabo, las creencias.