domingo, 29 de noviembre de 2009

El cine y la espectacularización de la extinción



Es importante, de vez en cuando, ver como anda la humanidad a través de las señales que nos emite mediante los mass media, en este caso el cine.
Hoy fui a ver dentro de ese cálido y a veces incómodo útero (cuando hay demasiados de mi especie) que es un sala de cine, una película de esas que a uno le quitan el aliento por la gran carga emotiva que pueden llevar: 2012
Los efectos especiales y la enorme necesidad de los gringos de hacerle saber al mundo quien ostenta aún el poder es la constante para esta película que ya lleva varios cientos de millones de dólares en taquilla. Y la trama es simple: el mundo se enfrenta a un movimiento de tierras que llevará a la destrucción de la especie humana y para evitar dicha extinción los países del G8 han hecho una "colecta" cobrando a las personas mas ricas del planeta una cuota de mil millones de dólares por cabeza para poder construir neo arcas de Noe y allí permanecer hasta que las aguas se alejen de las montañas mas altas del planeta, las del Himalaya.
En la película se hace alusión a los Mayas y a otras culturas que habían predicho el futuro catastrófico de la tierra, un nuevo cataclismo y se toma como epicentro de todo a la capital de EE.UU. Allí está el centro de operaciones y el presidente, que no por casualidad es afro, es el que ordena a las demás naciones ejecutar una clasificación de humanos entre los que deben y los que no abordar estas naves nodrizas que mantendrán a la especie humana viva.
Además se ve con buenos ojos, al fin, a las otras manifestaciones religiosas que no necesariamente son cristianas. Una familia budista se salva y da una lección de solidaridad al acoger a "otros" en el camión que los conduce a la nave nodriza. La alteridad está presente y el trabajo de aprender a vivir en comunidad se manifiesta cuando la nave se abre a personas que no habían pagado los mil millones de dólares.
Así, la reflexión es concisa: no se está comprendiendo el mensaje. Nuestra madre tierra nos envia el comunicado claramente. Si la humanidad no cambia la forma de pensar está firmando su carta de sentencia y seremos como bien dicen los antropólogos, la única especie de ser vivo que sabe y que tiene conciencia que se está extinguiendo por su propia culpa.
La película mal interpreta la predicción Maya. No es que el mundo se acaba. Se acaba el tiempo de pensar solamente en el consumo y en sacarle todo el provecho a la madre tierra sin darle nada a cambio. Se acaba el tiempo de exprimir hasta la última gota los recursos que generosamente nos da nuestro OIKOS y empieza una época de espiritualidad. Una época donde los intereses mezquinos empiezan a verse mermados por los intereses comunitarios. Y en buena hora ya lo estamos viendo: eco arquitectura, eco empresa (si no se hacen verdes los consumidores podrían hacerlas quebrar) y la conciencia del reciclaje masivo.
Terence Mckenna en su libro "El manjar de los dioses" hace una bella reflexión que la tomo como las palabras de un eco-guerrero : "O nos volvemos verdes o morimos" y esa es la pauta que nos debe alarmar. Debemos ser concientes que al arrojar basura mental y física a los vertederos de la madre tierra estamos auto inflingiendonos nuestro propio dolor. De la basura física ya sabemos suficiente y de la basura mental tomar conciencia de lo que estamos pensando y más aún de lo que estamos tramando. Siempre somos responsables por pensar y actuar y está en nuestras manos decidir que estamos haciendo para con la madre.
Y me parece que la solución es ver siempre el lugar por donde pasemos, cualquiera que este sea, como lo que es, nuestra casa. Si estamos en un espacio público dejar los desperdicios en su lugar; si estamos en una manifestación de la madre natura (bosque, playa, selva) llevar nuestras porquerías a los lugares para los que fueron destinados y tratar en la medida de todas nuestras posibilidades, que son muchas, de llevar el silencio de la conciencia y del pensamiento a todas partes para poder escuchar la voz de MAMÁ GAIA y respetar lo que nos pide. Es por nuestro propio bien.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Valor templado con la rectitud


Esta es la última entrega del análisis del texto de Yingming, espero que haya sido de utilidad y más que nada que se lo pueda poner en práctica en la vida cotidiana.
A medida que vamos adquiriendo confianza con las cosas que hacemos, con las palabras que decimos y con las actividades que realizamos entramos en un contacto muy íntimo con lo aprendido. Hemos pasado a una fase de dominio sobre lo que ya ha sido procesado y comprendido. Y allí viene el valor.

El valor es considerado de manera muy subjetiva como algo a lo que se le pone un precio, a lo que se le da importancia. Cuando algo carece de él no se le dirige ni siquiera una mirada, así, las cosas que en nuestra vida son valiosas, son las más atentas, las más llenas de luz.

Y a ese valor, que se lo logra a través del esfuerzo, se le añade un peso simbólico que es la confianza. Una vez que se sabe como hacer algo se adquiere el valor para repetirlo vez tras vez hasta que puede hacerse sin ningún esfuerzo. Y en ese momento puede venir la excesiva confianza y desembocar en un acto atrevido que puede llevar a la perdición.

Y antes que asome la cabeza el arrepentimiento de hacer algo que no estaba previsto por haberse excedido en la confianza viene como un bálsamo la rectitud.

Ser rectos es tener la clara conciencia que el viraje puede ser doloroso o inclusive peligroso. Y la rectitud nos sirve como una guía, una palanca o una clarividencia acerca de los hechos que vendrán dentro de poco.

Por eso es importante temperar el calor fogoso del valor con lo calmo de la rectitud.

Como siempre, la decisión es muy personal.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El vigor templado con el refinamiento


Ya era hora de regresar. Después de varios días sin el contacto transpersonal que produce la mente de Dios (el internet) estoy de vuelta para terminar las explicaciones al texto de Yinming.

Ahora corresponde a la relación dual entre lo agreste, lo rudo y lo aterciopelado y suave.

Cada vez que entramos en contacto con algo o alguien viene una gran cantidad de información que invade nuestro proceso perceptual. El saludo interhumano, el apretón de manos, la textura de una canasta, la apariencia que reluce o que desdice, eso es lo que entra en contacto con nuestros procesos sofisticados de aprehensión de los datos que circulan mas allá de lo que es considerado como ordinario. Y es allí donde lo templado entra en contacto con el vigor.

Si se habla de templado es obligatoria la referencia a términos como moderado además de la idea de estar en equilibrio con la comida, la bebida o cualquier otro apetito o pasión. Y si al hablar de templado se pone en la mitad al vigor, se tiene un interesante caldo de cultivo para las semillas de la paciencia. Se define al vigor como una fuerza o actividad notable de las cosas animadas o inanimadas y se lo asocia con la viveza o eficacia de las acciones en la ejecución de las cosas.

Siempre la idea de vigor está asociada a la duración de algo, generalmente las costumbres y los estilos. Se combina con el tiempo y este con la permanencia e impermanencia, entonces el vigor es una parte importante en el trabajo mental porque debe tener la fuerza necesaria para terminar lo empezado de manera templada.

Perfeccionar algo adecuándolo a un fin determinado es una política del buen hacedor, así, el refinamiento debe estar presente para que lo que antes se ha hecho bruscamente o con vigor se haga ahora con tino y refinamiento.

La combinación entre el vigor y el refinamiento permite que haya un producto final adecuado y este es el resultado de ser constantemente conscientes de las acciones que estamos realizando.
La relación entre lo áspero y lo suave genera la vida y también el lado oscuro de la muerte.