miércoles, 30 de septiembre de 2009

La flexibilidad templada con la resolución


Yin Ming plantea esta, la quinta de las habilidades que debe poseer el alma para transitar con el menor sufrimiento posible por esta tierra.

Flexibilidad. Que palabra tan relajante. Inmediatamente se vienen imágenes de gimnastas haciendo sus contorciones; de performantes de circo metiéndose en una caja de pocos centímetros de altitud; de un gato durmiendo en el sofá estirando sus patas de un cojín a otro o de un estado interno donde lo que predomina es el control del movimiento interior, el control del oleaje producido por los pensamientos.

La flexibilidad es la capacidad de doblarse sin partirse!! Eso en términos psicológicos se llama resiliencia y viene programada en nuestro neocortex para que podamos tomar decisiones con calma y sin apasionamiento. Específicamente la flexibilidad psicológica está ubicada en los cerebros prefrontales, aquellos que todavía no están completamente maduros sino hasta los 20 años. No en vano los adolescentes hacen lo que hacen. En ellos los lóbulos prefrontales no se han desarrollado plenamente.

Sin embargo, no es totalmente adecuado quedarse en los estados flexibles, se necesita la resolución, la decisión de hacer algo cueste lo que cueste. Se necesita la flexibilidad para tomar decisiones y poder cambiar el punto de vista pero una vez que se lo ha tomado hay que adueñarse de él y llevarlo a buen puerto.

La resolución implica tener el valor de continuar adelante aún a expensas de los obstáculos principalmente mentales que debemos afrontar a medida que le vamos dando forma a nuestros sueños. La resolución será entonces, la salsa que aderece el conduminio de una decisión tomada.

Puede palparse con la punta de los dedos esa sensación placentera que produce la flexibilidad de la mano en el teclado o de la mente en su lugar. El equilibrio dándonos una lección, la se ser flexibles en nuestras decisiones y opiniones y resueltos en la acción.

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