miércoles, 2 de septiembre de 2009

La docilidad templada con asertividad


La pregunta que inicia ahora esta reflexión es ¿somos fáciles de educar?

De allí parte la consideración acerca de la docilidad. Se es realmente flexible con la vida que uno toma? si es así, hay una ventaja frente a lo demás. La ausencia de flexibilidad es sinónimo de anquilosamiento y por ende, de muerte. Cuando lo que predomina es la rigidez, estamos a un paso de la muerte y esta muerte abarca todos los sentidos que le querramos dar.

Cuando Yinming habla de la docilidad se refiere al trato que nos damos a nosotros mismos y a los demás. ¿Somos bondadosos, somos suaves y caríñosos con nosotros mismos? De allí que como seamos con nosotros lo seremos con los otros. La asperidad logra poco en cualquier aspecto. Puede lograr algo en el corto plazo pero a la larga genera resentimiento y una sensación de irrespeto que desemboca en el odio y el deseo de ajustar cuentas, en venganza.

Pero la docilidad también puede ser un motivo de abuso. Si se es demasiado suave la corriente del río se lleva todo, no hay la suficiente fuerza como para contener el impulso de lo que viene. No hay como ser demasiado blando en un mundo donde lo que predomina es la agresividad y el culto a la guerra y a la violencia. En esos casos, la docilidad debe ser templada con la asertividad.

Se define a la asertividad como una interacción madura en donde los interactuantes no se agreden ni se someten a la voluntad de otras personas sino que expresan sus opiniones y defiende sus derechos, principalmente el derecho a respetar y ser respetado.

Cuando se es asertivo se trabaja con uno mismo en un área muy particular y específica: tomar las decisiones que competen a nuestra forma de vida desde los hechos y no desde las opiniones. Las opiniones nos llevan a estados emocionales que pueden salirse de control: ira, ansiedad, tristeza y a veces se suelen confundir pero piénsese atentamente, una opinión es algo que viene y va pero un hecho está allí y no se puede dejar colgado el suceso sin toma cartas en el asunto.

Para ser asertivo se sugiere expresarse de forma consciente, congruente, clara, directa y equilibrada y así defender nuestros derechos sin la intención de perjudicar o herir a nadie. El secreto está en la autoconfianza interior que debe predominar en nuestro comportamiento cotidiano.

Fusionados así, los dos patrones que ahora menciona Yinming facilitan la tan ansiada comprensión de si mismo que al fin y al cabo es nuestra obligación en la vida. Estamos llamados a ser conscientes de nuestros actos a la vez que somos responsables de cada cosa que hemos decidido hacer.

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