lunes, 29 de junio de 2009

Conocimiento y arquitectura griega clásica: aportes epistemológicos


1. Introducción.

Cuando era pequeño me fascinaba ver el árbol de tomate que había en el jardín de mi casa, incluso le dediqué un poema en cuya estructura defendía una tesis: mientras llueve la hierba crece.

Así como “mientras llueve, la hierba crece”, creo que es el amor e interés por el conocimiento el que me ha llevado a crecer como ser humano. Esa enorme necesidad de cuestionarme todo a mí alrededor no pocas veces me trajo problemas con mis padres y mis pares. Pensar en por qué el cielo es azul o por qué tenemos la nariz con los orificios dirigidos hacia abajo fue a veces una cuestión de fe, un asunto trascendental para mi mente infantil.

Luego, armado del lenguaje, inicié mi pesquisa que me llevó por los derroteros universitarios de la Comunicación Social. Allí descubriría lo que he considerado desde entonces una amante: la semiótica, esa disciplina tan escurridiza que trabaja con la explicación ontológica del por qué necesitamos signos para llegar a nosotros mismos y a los otros. Literalmente me enamoré de la perspectiva de Peirce (y sus antecesores filosóficos: el estoicismo y la filosofía de Jhonn Locke) y de Saussure (y su acercamiento a la filosofía oriental al ser él un traductor del sánscrito al francés de los libros sagrados de los vedas) acerca de cómo comprendemos el mundo externo.

Hice una nueva parada en la escuela de Palo Alto, California, y descubrí que cada uno de nosotros hace su propio destino basándose en la experiencia previa que tiene de las cosas y más aún, que esa experiencia está casi totalmente basada en el uso del lenguaje articulado. Watslawick y Bateson descoyuntaron mi horma determinística y tomé conciencia que nosotros mismos hacemos nuestra propia fortuna basándonos en el sonido interno que produce las palabras y en el sonido externo que manifiesta de que está lleno nuestro corazón. Y la reflexión se disparó en mi interior. El viejo Nietzsche lo dice claramente: vivimos en una cárcel llamada lenguaje.

La penúltima estación en la que me bajé, y en la que basaré mi ensayo, fue la filosofía antigua que toma como modelo de interpretación a la arquitectura clásica, especialmente la construcción de las columnas. Según el arquitecto mas famoso de la edad clásica Marcus Vitrovius (siglo I a.C) a los dioses superiores y héroes masculinos les erigieron edificios de orden Dórico porque debían ser sólidos pero simples; a las diosas y deidades menores se les erigieron estructuras de orden Jónico y a las deidades mas etéreas como Venus, Flora y las ninfas se les asignó el diseño Corinto. Así cada estructura mental estaba basada en la arquitectura clásica: lo dórico con el orden del saber, lo jónico con el orden del conocimiento y lo Corinto con el orden de la religión.

Finalmente, iniciando mi maestría también inicié una exploración que hasta ahora me tiene de viaje: la óptica psicoanalítica de Jaques Lacan y su teoría de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Desde entonces, he estado muy asociado con una visión mas que nada lingüística y psicológica de cómo es y como se interpreta el mundo.

Ahora, leo un poco a Feyerabend quien me cuestiona nuevamente todo y me hace reflexionar acerca de por qué sería hasta higiénico analizar cuál es el papel de la razón en la sociedad y en la vida privada y él llega a la conclusión que la ciencia es ruinosa para el espíritu ya que es antisocial, antidemocrática, engañosa e ilusoria pues se basa en una racionalidad bárbara.

Con esta introducción puedo dar paso ahora a lo que realmente me compete: la relación entre el conocimiento, el pensamiento y la arquitectura griega.

2. Psicoterapia, epistemología y arquitectura

Soy psicoterapeuta y veo constantemente como los contenidos de la enfermedad mental, llámese neurosis o psicosis, son los verdaderos tormentos que emergen en una sesión. Generalmente se olvida que lo que hace que alguien se enferme psicológicamente es el contexto. El contenido queda relegado a lo que el contexto le inscriba. Por lo tanto, si se conoce y se interpreta adecuadamente el contexto es mucho más fácil cambiar las creencias. En terapia se sabe que la persona solamente puede cambiar de vida (y la interpretación que haga de ella) cuando cambia de creencias.

Ya los griegos sabían que el método para lograr la seguridad en el conocimiento era la observación y que a través del pensamiento, la mente podría procesar la información para producir ciencia. Así, el orden del saber se conectaba con la columna Dórica, la masculina y científica.

Sin embargo, el conocimiento también requiere de su parte femenina. Así, la filosofía cuyo método para obtener el conocimiento es la razón precisa de la intuición para generar nuevas ideas, nuevos contextos así como nuevos contenidos. Esta es la columna jónica, femenina.
Y finalmente, la columna corintia, la adolescente, se basa en la imaginación y a través de ella obtiene el conocimiento mediante la fe y descansa todo este material cognitivo en la religión.

Como se puede ver, las triadas (padre, madre e hijo) han determinado la forma como se comprende el conocimiento, la manera como uno se acerca al misterio y la forma de asimilar lo aprendido para ponerlo en práctica.

3. Relaciones epistemológicas entre las terapias y la arquitectura interior

Según mi investigación, cada una de las columnas de las que previamente he hablado se vinculan con un tipo específico de conocimiento: Lo dórico, masculino, con la terapia cognitiva; lo jónico, femenino, con el psicoanálisis y finalmente lo corintio, lo adolescente, con la terapia transpersonal.

La terapia cognitiva basa sus conocimientos en la observación de lo que se denomina pensamiento distorsionado o cognición errada y los datos que se obtienen de las estructuras de pensamiento provienen de la lateralización izquierda del cerebro: lenguaje articulado y relaciones de significado.

La terapia psicoanalítica se basa en la razón y su vertiente principal es la filosofía. Su forma de interpretar la estructura de la psique está conectada con la intuición que es la fuerza que sirve como asiento de la voluntad. La lateralización cerebral va hacia el lado derecho donde se ha descubierto neurológicamente que está la representación de las imágenes.

Finalmente, la terapia transpersonal, la mas joven de todas, trabaja desde la imaginación y la fe. La lateralización cerebral que le corresponde está en el lado derecho. La belleza es su estandarte y el contexto apropiado está en la simetría que proviene del ajuste de las partes, las emociones y las percepciones sensorias.

4. Conclusiones

En palabras de Piaget, el progreso del conocimiento se realiza por la experiencia sumada a la deducción. De esta manera se debe recordar que la función del conocimiento es transformar y para lograrlo se precisa de la inteligencia. Así, la función del conocimiento debe ser entendida como un mecanismo operatorio que se apoya en las acciones de los sujetos.
Dórico, Jónico o Corintio, las formas de aprehender la realidad circundante entendida como un contexto y un mensaje que se acomoda a las circunstancias espacio-temporales dependerá del lugar desde donde se mire la realidad: como observador, como observado o como participante.
Por eso es que la epistemología y el conocimiento interno necesariamente van juntos: razón, fe y observación son los pilares que determinan la arquitectura interna de cada individuo y la forma de ampliar este contexto espacio-temporal estará dada por la voluntad de decidir a través del conocimiento y hacerse responsable por lo que se ha decidido.

1 comentario:

  1. Hombre inteligente, pero sobretodo profundo y de gran corazón... Super interesante esta visión del yo interior y hasta exterior fundamentado en una tríada que puede verse como tres pilares... sobretodo porque nos permite ver que si uno no está o las bases están débiles, puede desmoronar todo.. y como lo hace, desmorona al ser humano... Razón, fe y observación... que gran aprendizaje... para reflexionar desde dentro y entender porqué no todo a veces anda como debería.... abrazo y gracias por compartir generosamente tu mente y tu corazón...

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